En los últimos dos meses Asociación Civil Familiares de Detenidos en Cárceles federales y el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC) hemos recibido tres denuncias en las que se evidencian brutales violaciones a los derechos de hijos e hijas de personas privadas de libertad.
Caso Nº 1: La niña N. padece insuficiencia cardiaca secundaria a miocardiopatia dilatada por herpes virus, ensofalopatia crónica no evolutiva y ceguera, por lo que no puede visitar a su padre que está privado de libertad en el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz. Entonces, el juez autorizó al papá a realizar visitas de dos horas cada quince días al domicilio donde vive su hija. La realiad es que esas visitas no duran más de media hora, en presencia de personal penitenciario, y con el padre durante todo el tiempo esposado. La niña no puede jugar con su papá, el padre ni siquiera puede abrazar a su hija.
Caso Nº 2: P. tiene 7 años, y R., 9. Ambos hermanos son discapacitados, padecen del síndrome de X Frágil. Su padre va a visitarlos a su domicilio, pero los niños no pueden jugar con él porrque está esposado. Las visitas son cortas, y en esas condiciones terminan siendo crontraproducentes: en vez de consolidar el vínculo padre-hijos, éstos se angustian, padecen ataques de nervios y llantos. Por todo ello, el padre decidió suspender la visitas para evitar este dolor a sus hijos, lo que evidentemente provocó un fuerte retroceso en el tratamiento que realizan los niños.
Caso Nº 3: C. tiene 9 años; M., 6; A., 5 y S. 3. Su mamá viven en otro país, y su papá está cumpliendo una condena en el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz. Los tres más grandes, están interados en un hogar, y la más chiquita, en otro. Mientras cumple su condena, el padre hizo lo imposible para que no se perdiera el vinculo con sus hijos, lo cual obviamente es muy difícil para una persona presa y sin familia a quien recurrir.
Uno de los inconvenientes con los que esta familia dividida tuvo que enfrentarse, fue la imposibilidad de encontrar un lugar donde puedan realizar sus visitas. Frente al negativa de los hogares donde viven los chicos de recibir a una persona detenida, la Asociación de Familiares de Detenidos en Cárceles Federales ofreció el espacio que solidariamente le presta la Asociación Mutual Sentimiento para realizar sus actividades.
Para el dia miércoles 9 de noviembre estaba todo preparadoÑ la orden judicial, el espacio acondicionado, y dos miembros de la Asociación esperando a los chicos con la merienda. La visita estaba prevista para las 17. Desde ayer, los chicos sabían sabían que se reencontrarían con su papa y su hermanita menor.
Pero ese encuentro no se produjo: a las 16.30 le avisaron a su papá que la División Traslado del Servicio Penitenciario Federal no disponía de un móvil para realizar el traslado .
El papá, desde un teléfono público de la cárcel, fue quien tuvo que avisar en los hogares que no llevaran a los chicos de las suspensión de la visita. Los chicos quedaron lloramdo, y en el caso de la mas chiquita ya había salido del hogar junto con un operaror para el encuentro con su familia.
No hace falta agregar nada más para que se entienda el dolor que se le está provocando a cada uno de estos niños y niñas, que obviamente no cometieron ningún delito y no merecen padecer ninguna pena. Son pequeños, discapacitados algunos, alejados de su madre y de su padre otros, a los que se somete a la aflicción que implica ver a su padre esposado, o no verlo, porque entre los millones de pesos de que dispone el Servicio Penitenciario Federal en su presupuesto mensual, no se puede disponer del dinero necesario para garantizar un móvil.
Exigimos que se respeten los derechos de las personas privadas de la libertad, y sobre todo, de sus hijos e hijas: que las visitas se puedan realizar en tiempo y forma; que se les quiten las esposas una vez que están en el domicilio, que el personal penitenciario se mantenga cuidando las salidas, pero respetando el derecho a la privacidad y al contacto entre padre e hijos y que no se agregue más dolor al dolor del encierro. Estos padres ya están pagando su condena a la sociedad, y tienen el derecho y la obligación de ser responsables de sus hijos pero para esto tienen que tener la oportunidad de vincularse.
Asociación Civil de Familiares de Detenidos en Cárceles Federales
Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos
Contactos: 15-6946-0928/15-4404-5299