¿CUÁL ES EL LÍMITE, LA FRONTERA DEL
CASTIGO?
Es la frase que extractamos para titular esta carta que aquí publicamos textualmente
de una persona privada de libertad a quien preservamos su nombre, el penal
donde se encuentra y el juzgado de ejecución por cuestiones de seguridad, con
el fin de dar testimonio de las condiciones que aún prevalecen en los
establecimientos del Servicio Penitenciario Federal.
A quien
corresponda:
Vengo a
través de la misma a expresarles las condiciones de mi actual alojamiento, y
por la misma solicitarles algún tipo de solución, ya que mi Juzgado Nacional de
Ejecución Penal se demuestra desentendido del tema.
Que es lo
que debo padecer para que me saquen de esta Unidad. Qué es, o cuál, el grado de
degradación que debo padecer. ¿Cuál es el límite, la frontera del castigo?
Esta Unidad
es un caos. Existen anomalías en todas las aéreas, en todos los ámbitos, de
todas las perspectivas. La ley se cumple por una sola de las partes, la que
representa mi encierro. No existe aquí “contrato social” y, si existe, ya ha
sido derogado unilateralmente por la institución que no cumple ninguna de las
cláusulas que le corresponde.
Primero y
principal cita el cartel de ingreso Colonia Penal, mal calificada, ya que
recibimos un trato y un alojamiento de Máxima Seguridad, un campo de
concentración moderno. Va mas allá de que no exista un muro alrededor de la
unidad. Solo se ve una calle a más de 100 metros, y de una ventana del
pabellón, la cual no alcanzando con los barrotes también posee un emparrillado.
Los patios tienen muros como de 7 metros con alambrado. El patio de este
pabellón no tiene más de 8 bancos y somos 40 internos. Si salimos a jugar a la
pelota y por mala casualidad pasa el muro, el personal de requisa cobra siempre
algo, lo que sea está bien, para devolverla, tal cual una Aduana Nacional (el
mismo síntoma de aduana existe cuando nosotros recibimos una encomienda). Si no
pagamos perdemos la pelota, que en ocasiones debemos comprar los presos ya que
no es provista por el área de educación. El horario de patio por la tarde es de
15 a 16:30 hs., estando todos en él cierran la puerta, llueva, nieve o truene
hasta las 16:30. Bajo ningún motivo nos permiten reintegrarnos antes, o sea que
no es una libre elección permanecer sino una obligación.
Para bañarse
no existe bajo ningún concepto privacidad. Primero no tiene puerta, y segundo
son caños con 3 canillas cada uno ninguna división de nada. Las llaves de las
“duchas” son una de cada una, abrís y sale, jamás lo podés regular. Si el
calefón está fuerte te quemás y si está bajo te enfriás. No tenemos un libre
acceso al calefón, o sea que sale así y así está, no lo podemos regular para nada.
Prima el exagerado concepto de “seguridad” por sobre cualquier lógica. A parte
de esto, la única boca de desagote que posee se tapa siempre. Entonces te bañas
y se empieza a inundar, luego tenés que secar medio pabellón.
Continuando
con los sanitarios, dos pozos para orinar de los cuales a uno no le sale agua
y, en ese sector no existe una canilla, dos inodoros de los cuales a ambos se
les escapa toda el agua por abajo, entonces siempre están inundados. Dos y dos
para cuarenta internos. Seis piletas de mesada, tres no funcionan y, a las
otras tres se les escapa el agua por abajo mojándote los pies, aparte de que es
muy factible de que se tapen, pues, al carecer de agua caliente los elementos
grasos coagulan y obstruyen la cañería con gran facilidad.
Los
servicios sanitarios a los cuales tenemos acceso se encuentran en deplorable
estado, aparte de ser insalubres, son degradantes, crueles e inhumanos.
Otro detalle
de las instalaciones que es tan real y muy simple como cualquiera de estos
problemas es el agua y el gas. En todas, y lo se mas allá de que no haya pasado
por todas las unidades, en todas en el verano se corta el agua y por el
invierno se corta el gas. Nunca días enteros, siempre horas. Pero la
desesperación existe en ambas estaciones. Excusas, que la bomba no funciona,
que es para toda la unidad, que el problema es de afuera. Siempre pregunté a
cada persona originaria de esa ciudad y las calles tienen agua, de la misma
forma el gas. A mi criterio, y como dije sucede en todos lados, es una especie
de castigo, de agregar castigo, como si hiciera falta. Es una acusación de mi
punto de vista no comprobable pero si resaltable.
Hace semanas
que en esta unidad por el calor se viene cortando el agua, o casualidad 16:25,
antes de que nos reintegren del patio, varios días a la semana. En esos días
cuando el agua volvía a salir, de todas las canillas abríamos y cargábamos
baldes y botellas por si se volvía a cortar, y de las canillas salían plumas,
lombrices y pedacitos de cucarachas u otra fauna, tierra o algo así viscoso.
Seguro que la paloma completa no pasa por el caño del agua, sino también verían
salir. Esta es el agua que debemos beber expuestos a cualquier enfermedad. Pero
¿qué están esperando para limpiar los tanques, que se intoxique toda la población?.
Cuatro
hornallas para 40 internos, de las cuales dos funcionan bajo y, una pierde
mucho gas y de a ratos se apaga ¿Cómo hacemos para cocinar bien? No se puede.
Y, si no fuese por la buena voluntad de los propios presos, que se turnan entre
ellos, sería este tema fuente permanente de conflictos, que así y todo no se
evitan totalmente.
Trayendo el
tema de la cocina y la comida la situación es muy grave. Para cocinar no
ingresa más que salchichas, fideos y arroz. Estos por cantina, la cual es un
tema aparte. No permiten el ingreso de sustancias en polvo y tampoco las
proveen, y si no poseo dinero tampoco las adquiero por cantina, como la leche
en polvo, algo tan esencial para la adecuada alimentación. Frutas y verduras,
la misma cuestión, no las proveen, no las venden y la mayoría no ingresan.
El presupuesto
de la comida que existe por interno puede ser muy alto y para la mejor comida,
pero lo que a nosotros nos llega, lo que nos dan, es hasta incomible. Carne
prácticamente no existe en nuestro menú. Huesos viejos con muy poca carne y
mucha grasa, de la misma manera la “carne picada”, la verdad deseo jamás llegar
a ver que es todo lo que le pican. Pero estoy seguro de que es poca carne,
grasa y tendones o cuero. En varias oportunidades a las carnes las encontramos
crudas o semi cocidas por arriba. Sin que esto sea en absoluto responsabilidad
del personal que allí trabaja, puesto que aun cambiando el personal, no cambia
la modalidad.
Esto de
cocido por arriba se debe a que muchas veces, o la mayoría nosotros reciclamos
la comida para tratar de arreglarla un poco. Entonces crudo viene hasta las
verduras, (de esta misma manera, crudo o semi cocido la entregan en los
calabozos de aislamiento). Pero si a mí me tienen que entregar la comida
completamente cocida y saludable, entonces como viene cruda nosotros la tenemos
que cocinar. Si podemos cocinar, lo cual es excelente, ¿Por qué motivo no
ingresa y no venden mercadería cruda? ¿No me puedo alimentar adecuadamente ni
aún a mi costo?.
Retomando al
menú, como dije, verduras crudas, papa con zapallo, muchas veces o solo papa o
solo zapallo, solo lechuga, jamás tomate, tomate ni aún en la salsa de la pizza
que ésta la hacen con zanahoria, cebolla y masa, el queso brilla por su
ausencia la mayoría de las veces.
Las
empanadas también vienen con esa “carne picada”, que en más de una ocasión no
pueden disimular el olor a podrido. Repollo o polenta. Pollo, jamás más que una
alita por tapper, o un cogote, obvio que crudo o cas. Viejo y/o re pasado. Ah!
las papas muchas veces también vienen pasadas, con raíces.
Leche no
entregan, in en polvo ni líquida. No
ingresa por depósito ni encomienda. Solo por cantina, otra vez ¿y si no tengo
plata en el disponible? De la misma manera todo lo que sea en polvo, gelatina,
flan, harina, bizcochuelo, talco. Nada ingresa, solo por cantina. La excusa que
se esgrime es que los presos usan los elementos en polvo para entrar drogas.
Así se castiga a justos que no pueden consumir productos de despensa por
acciones atribuidas a otros presos, en una ilegal forma de transferencia de
culpa, y de la incompetencia para requisar. El ejemplo por el absurdo, sería
que, puesto que alguien saldrá a correr picadas, se prohíba salir a todo
automovilista. Galletitas rellenas ninguna, solo por cantina. Verduras solo
ingresa zanahoria, cebolla, morrón, ajo, y no en todas las guardias, legumbres
y solo en lata, también solo por cantina. Jugos también, o líquidos o en polvo
pero solo por cantina. Curiosa forma de hacer negocio mediante la prohibición.
Ahora la
cantina, aparte de todo esto que solo de esta forma ingresa, algo claro y real,
casi la mayoría de los precios se encuentran alterados de 0,50 hasta los $15, más
caro que en cualquier almacén de barrio de la ciudad o lo que se ve publicado
en diarios locales. ¿A qué se debe y cómo la alteración de los precios, y por
qué robarle al preso su sueldo que es lo único que lo va a ayudar en la
sociedad y mundo capitalista que vivimos? ¿Cuál es el negocio que entraman,
aparte de la mordida, alternando los precios de esta manera? ¿Cuántos son los
beneficiarios con este accionar siniestro? ¿Por qué los perjudicados, y en las
peores situaciones, somos todos los reos? Entonces vuelvo a preguntar ¿Cuál es
el límite para el castigo? Y por el mismo lado ¿Dónde está toda la comida
adecuada y en buen estado? ¿Dónde están los impuestos de nuestras familias y de
toda la sociedad?.
¿Qué buena
“reinserción” se puede tener si jamás nos alimentamos bien?, ¿de qué forma va a
llegar uno a “reflexionar” por el delito cometido? ¿A qué razonamientos viables
favorablemente va a llegar uno sino a una incoherencia, a un resentimiento y
hasta una reincidencia? ¿Qué ejemplos tenemos?
Retomando
las instalaciones, en mi celda actualmente, ahora, me encuentro con una manta
estirada en el piso y el colchón arriba, sentado sobre el colchón, el cual deja
mucho que desear, y escribiendo sobre la cama ya que ésta se encuentra
demasiado torcida y me es imposible dormir sobre ella. Mi ropa, del otro
costado de la cama por el hecho de que las celdas no poseen taquillas. Solo una
mesa amurada a la pared en la cual tengo libros, y algunas cosas de higiene que
algún compañero me a sabido brindar. Nada más. Si tengo necesidades
fisiológicas o en una botella o en una bolsa, según sean aguas mayores o
menores, y por la ventana el descarte, al patio que luego usan compañeros de
otros pabellones, pero ¿qué otra opción me queda? Tendría que soportar el olor
hasta la mañana siguiente. ¡¿Mis necesidades en una botella o en una bolsa?! ¿Nadie
se ha puesto a pensar cuanto afecta la dignidad, como se siente la persona al
tener que hacer esto?.
Interruptor
de la luz por dentro de las celdas no hay, o duermo con la luz prendida o no
escribo esto, ya que la lámpara se encuentra a más de 3 metros del suelo.
Un detalle
significante que tiene que ver con las puertas de las celdas y que se
desentiende de las instalaciones. Las puertas son tan pesadas y tan duras que
no se hinchan, las cerraduras funcionan perfecto, a la puerta la empuja
cualquiera despacio y cierra óptima cada noche al momento del reintegro a las
celdas, de 0hs a 6hs. Siendo una colonia penal este encierro no debería
existir, obvio que debería poder acceder al baño conforme mis necesidades, pero
no. Bueno, a las 12, al momento de cerrar las puertas se empieza a escuchar de
los pabellones enfrentados al patio, plum, plum, plum. Todas las puertas, bien
fuerte y claro. Cuando llegan a las puertas de éste pabellón, lo mismo. De
manera abierta a 90º miran dentro de la celda, haciendo un gesto con la cabeza
de aprobación, y la empujan con fuerza, generando un sonido de golpe tan fuerte
que estoy seguro ellos no imaginan como se escucha y la sensación de desprecio
que uno capta, de parte de personas que vienen y actúan como si fuesen inocentes
de toda infracción. También es justo decir que hay personal penitenciario que
tiene la consideración de no actuar así, demostrando que toda regla tiene su
excepción.
Continuando
con la insalubridad, algo triste de “acostumbrarse”, pero no por ello
desagradable de aceptar es ver en todos lados, en todos lados, cucarachas.
Desde que salten de las paredes a la olla de uno cocinando, ni hablar de las
celdas, o hasta en una leonera, baños, pasillos, etc. En donde sea siempre va ha
haber cucarachas. Esta inhumanidad, más allá de que nos traten como animales,
se debe a que la unidad, las unidades, no proveen los insumos necesarios para
una adecuada higienización. A parte de que jamás fumigan. Interrumpiendo de
esta manera nuestra propia reglamentación, violando nuestra propia
autodisciplina. Ignorando nuestra vida.
Nótese el
constante trato de animales que recibimos, que padecemos. Lamentablemente esto
no solo sucede en esta “Colonia Penal” sino en todas las Unidades de la
República; y es obvio que a mí se me están escapando cientos, miles de derechos
avasallados, debido a mi escaso entendimiento pero no por ello mucho menos. Es
clara la insalubridad que existe inhumana en la unidad con respecto a las
instalaciones, en el alojamiento, en la comida, en el trato, en los
suministros, todo a la impunidad de tratos crueles y degradantes, violando
clara y sistemáticamente todos nuestros derechos.
Todas las
áreas, o todos los funcionarios asignados a las áreas, funcionan a gusto propio
y hasta en conjunto anormalmente.
Tanto el
jefe de trabajo como el subdirector, no atienden audiencias para que
peticionemos un empleo de dignificación y capacitación. No permiten una
adecuada “readaptación” interrumpiendo nuestra progresividad y, luego en
conjunto con todas las áreas, nos castigan con la quita de puntos por no
cumplir con nuestras obligaciones. Estando preso adquirí el oficio de
carpintero, y ya que es el único empleo que ya poseo para el momento de mi
egreso, deseo mucho perfeccionarlo. Y como acá, en la cárcel, el que manda es
el carcelero, para él, o ellos, yo no tengo el derecho de trabajar. Confirmando
esto, que la cárcel es más un moderno campo de concentración que una “institución
de resocialización”. Yo habiendo solicitado en varias oportunidades, y confirmando
que han sacado internos a este taller, noto una gran diferenciación hacia mi
persona, perjudicándome y excluyéndome de la tan necesitada capacitación
laboral. Excluyéndome de la adquisición de un peculio, de un salario mínimo,
vital y móvil, desestabilizando mi persona, mi familia y mi futuro.
De la misma
manera, el área administrativa retrasa, cuando uno lo solicita, el fondo de
reserva hasta 2 meses, haciendo caso omiso a nuestra necesidad privándonos de
acceder a nuestra propiedad agravando esto aún más nuestra situación. Esta área
ligada íntimamente con la de suministros manipulan nuestros sueldos y con lo
que de ellos hagamos. Manipulan nuestros insumos y a su vez nuestra estabilidad
física y moral.
Continuando
con los suministros, ahora de Asistencia Médica, estos jamás llegan a ser
tangibles, disipándose en algún momento, en algún punto, en alguna mano. Cuando
un interno padece algún mal, para todos los síntomas y aún hasta para la
mayoría de los casos, aplican calmantes inyectables; pocas veces nos proveen
comprimidos. Si tengo dolor de cabeza jamás poseen una bayaspirina, un
diclofenac, un ibuprofeno, sería soñar que nos faciliten un paracetamol, y por
este dolor, excepto que sea crónico, no puedo aceptar un inyectable. Si algún
interno necesita un medicamento especial, salvo para enfermedades terminales,
el área no lo provee, excusando que ni en el hospital de la ciudad hay,
entonces formulan un informe de petición detallando la necesidad y el
presupuesto (mas allá de que la unidad posee un fondo para las necesidades de
esta área). Este informe lo envían a Bs. As., el cual demora más de un mes en
responder. Regresa de forma favorable pero solicitan que se rectifique y
ractifique el presupuesto solicitado. Si por mala suerte, en este tiempo de ida
y vuelta a Bs. As., algo cambió y se necesita más, se reformula el informe y
todo vuelve a empezar. Bueno, se rectifica el presupuesto, y para que lleguen
los fondos del mismo pueden pasar amplios meses. Desmesurada burocratización.
O sea que la
medicación para una enfermedad tarda entre 4 y 5 meses, y otros pares más si la
enfermedad se agravó, para curarla. Sumarle a esto el stress que uno padece,
ellos lo ven como signo de impaciencia e involución en el tratamiento. Existe
un fondo destinado a nuestra adecuada asistencia médica, y en él no se ponen a
cumplir con sus deberes ninguna de las dos áreas, dejando expuesta su
inadecuada ineficiencia.
Y ni hablar
de la asistencia odontológica. La crueldad con la que manipulan la dentadura
del preso; ellos no extraen piezas, ellos arrancan dientes. En la mayoría de
los casos sino arrancan un diente efectúan una limpieza superficial y colocan
una pasta provisoria (de 2 o 3 días para que se salga). De esta manera
sucesivamente hasta que el interno ya no soporta la dilatación de tiempo a
promesas de que la semana que viene van a ingresar los insumos necesarios,
llegando tal punto de sufrimiento que uno prefiere que se la arranquen, que se
la sustraigan de cualquier manera, cansado de no poder dormir, ni comer, solo
desea acabar con esa tortura.
Tómese idea
de la cantidad de inyectables que podemos llegar a soportar, aun sabiendo la
insalubridad que el exceso de estos genera, con las esperanzas de no perder un
diente, que como todo virus, hasta no dejarnos desdentados no para.
Dientes que
brindan estética y buena presencia, por los cuales uno va a recibir un trabajo
o un adecuado vínculo social, porque, no nos mientamos, quien acepta, más allá
de un familiar o allegado, a un ex preso y encima que le faltan todos los
dientes. La discriminación social es real y no se debería alimentar en sus
ámbitos de ninguna manera.
Recuerdo
algo con respecto a los calmantes que nos propinan que no puedo dejar pasar por
alto. Si en algún horario fuera del de atención, de 9 a 15, se osa molestar al
enfermero para que nos atienda, éste con la peor de las voluntades nos propina
el inyectable, como a un animal, tal cual un veterinario, haciendo caso omiso a
nuestra queja del dolor por el mismo.
Es tan
ineficiente, tan deficiente, y tan perjudicial el trato que recibimos. Es tanto
el desprecio, por ser presos, que recibimos de parte de la mayoría de los
funcionarios que viven de nuestro sufrimiento.
Algo más que
me viene a la memoria y no puedo dejar de pasar es que él área médica, como ya
dije, no provee los correspondientes medicamentos, la unidad no permite el
ingreso de ninguna manera, y por cantina tampoco están autorizados. Ignorando
de esta manera los conceptos, y aún para ellos, mas básicos de la ejecución de
la pena.
De la misma
manera el área e asistencia social no agiliza los trámites para que podamos
acceder tanto a un hospital público, como a una clínica privada, y en caso de
que así sea debemos responder a una invasiva encuesta, como para todos los
trámites de esta área, con intimidades familiares y personales, desinteresándose
del problema real que uno plantéa. De esta manera retrasan también, y porque no
perjudicando a nuestros familiares, todo trámite legal que por manos de ella
tenga que pasar, tanto la visita hacia un familiar con enfermedad terminal, un
fallecimiento, para el parto de un hijo y hasta el reconocimiento del mismo,
hasta para que ingrese una nueva visita dan vueltas, a su vez se desentienden
de un alojamiento apropiado para facilitarnos los vínculos. Para todo retrasan
y dilatan el tiempo de forma que a nosotros se nos agraven los derechos aún
mas, como si hiciese falta, y actuando aún peor, con criterio propio, y no como
la reglamentación manda para una mejor readaptación.
Por último,
y no por ello mucho menos, sino todo lo contrario, las visitas, la disciplina y
el trato con el personal, todo correspondiente a la jefatura de Seguridad
Interna, la cual debería estar dispuesta con el fin de brindarnos seguridad y
un trato justo e imparcial, no tormentos, maltratos, torturas, sumisiones y
degradaciones. Reprimiendo nuestra persona a lo mas bajo, nuestro espíritu a lo
mas oscuro. Ellos son jueces, fiscales, querellantes, y aun peor a esto
delincuentes, ellos manipulan nuestra integridad y nuestro estado como mejor
les place; con impunidad e ignorando todos los sentidos de nuestra existencia,
ellos se consideran dueños de nuestra vida.
Para las
visitas, aparte de que dificultan el ingreso, para todas las visitas, atrasan
el ingreso, el retiro de plata y aún el depósito. Ésta no es una unidad de
miles de internos, somos un poco mas de 400, y no debería a la visita llevarte
toda la mañana formular alguna de estas actividades. Y al momento de que los
atienden lo hacen de mala gana. Triste también el trato que recibe la visita ya
que ellos mismos temen formular cualquier tipo de denuncia por “terror” a las
represalias que nosotros podamos llegar a padecer. Miedo de reclamar que
ingrese algo que en la guardia anterior pasó, y es probable que esta misma a
los dos días lo permita, miedo hasta de reclamarles, un mejor trato.
La mejor
influencia a que un preso podría someterse, la única que le aporta un rayo de
luz, un soplo de cariño en su vida, la relación con los suyos, queda
sistemáticamente prohibida. Y además, nosotros estamos presos, cometimos un
delito, lo tenemos que pagar, lo que sea, ¿pero nuestros familiares, también
tienen que pagar?
Y llegando
al más incoherente de los deberes de estos funcionarios, “seguridad”. Conservar
algo, preservarlo, cuidarlo ¿A nosotros? ¿A la sociedad de nosotros? ¿A las
leyes? Cualquiera de las formas se contradice a si misma, ya que la teoría de
que el fin justifica los medios no es universal, mas bien somos víctimas de una
práctica anarquista sistémica.
La más leve
infracción de disciplina, si es que ellos no la inventan, significa el castigo
mas grave. Todo castigo lleva a otro. Y por la persecución nos llevan a la
locura. Se hace todo lo posible para matar completamente nuestra voluntad. No
solemos tener posibilidades de elegir entre dos opciones, se atrofian enseguida
los buenos sentimientos. La energía corporal positiva se esfuma lentamente.
Tuve la
desgracia de que en esta unidad me sancionaran con días de calabozo, desconozco
los calabozos de 2.000 años atrás pero seguro no eran mucho peor que los de hoy
en día. (se presentó con fecha 4/12/12 denuncia por sanción al juzgado de
ejecución correspondiente como recurso de amparo) Mi juzgado de ejecución se
lavó las manos, dejándome expuesto vaya a saber a que destino, abandonando mi
persona en las mismas manos que me torturaron, secuestraron y robaron.
Omitiéndose de mis más crueles, inhumanos y degradantes padecimientos. Hasta el
día de la fecha me dejó ignorando que me iba a deparar.
De la misma
manera recibimos trato de todas las áreas ya que todas a su vez son una,
Consejo Correccional o Criminológico). Como sea, ellos en conjunto son los que,
más que seguro mintiéndose son los que a nosotros nos resocializan. Dese una
idea de la gravedad del caso, este cuerpo colegiado, como mal ellos se
califican, este rebaño de jefes de áreas, estos incoherentes e irresponsables,
estos sicarios, ruines y mezquinos, estas “personas” son las que se encargan de
nosotros, los presos. Estas personas son las responsables de toda reincidencia.
Estas personas con el sufrimiento y tormento de los presos se consideran dueños
y mejores que nosotros. Estas personas amplían el resentimiento en una condena
que a ellos y solo a ellos los beneficia. El régimen carcelario además de su
función de retener y custodiar, también tortura y castiga.
La ejecución
de la pena por finalidad tiene que el condenado adquiera la capacidad de
comprender y respetar la ley ¿Y cómo hacerlo? Si ignoran todo respeto propio
por la dignidad humana, por la vida,
integridad personal, igualdad de trato, a peticionar ante las autoridades, a la
libertad de expresión y de conciencia, a la defensa, a no ser discriminado, a
la salud, al trabajo, a la educación y recreación.
Violando los
principios de la normativa nacional vigente en materia de Derechos Humanos, la
Constitución pasando hasta por el preámbulo y los artículos 9, 14, 14bis, 15,
16, 17, 18, 19, 22, 28, 31, 33, 36, 41, 42 y 43.
Como
entendemos nosotros los presos, que esta institución perteneciente a la
justicia, tiene más poder que la misma justicia. Supera ampliamente mi entendimiento,
sino es que la cárcel lo atrofió del todo. Pero no por ello dejo de preguntarme
¿Cuál es el ejemplo que a nosotros nos inculcan como “dignidad social”?